miércoles, 10 de noviembre de 2010

EDITORIAL: ANIVERSARIO ELECCIONES Y POQUITA FE

Por Neptalí Zegarra Salazar

Agónica ya la primera década del siglo XXI llegamos al 70 aniversario del cambio de nombre del pueblo, de aquel viejo, dulce y perfumado nombre Huauco, para algunos ruinoso, anatematizante y estigmático por el de Mariscal Sucre, sonoro e hispánico apellido llegado al Perú con la corriente emancipadora.

Dice Nietzsche: “Hay de aquel que no tiene patria”. La patria más próxima es la patria chica, la tierra que acunó nuestro primer grito. En nuestro caso se llama Sucre, suelo de aires exóticos, en cualquiera, así apenas esté dotado de sensibilidad, el embrujo del distrito sucrense arranca exclamaciones al sentirse deslumbrado con su inmensa campiña, por sus calles angostas, por sus casas de estilo colonial y su iglesia colosal. Afuera no dejan de sorprender sus molinos de piedra y sus humedales, el pueblo todo está, admirablemente protegido por la celosa vigilancia de los cerros Huishquimuna y Lanchepata, el vientre de este último está formado por una laguna ciega cuya agua dulce es protegida como valioso tesoro y nos la regala, cual puntual tributario a través de los veneros del agua caliente.

Eco Sucrense la revista anual de la tierra de Caruacushma de Felicita Rodríguez y de otros tantos sucrenses oceánicos, en esta edición y como un granito de arena al aporte de la cultura de esta duna llamada Sucre rinde homenaje al 70 aniversario de Sucre, presentando a sus lectores documentos inéditos del cambio del nombre, cuyo adalid fue el doctor Clodomiro Chávez Mariñas a la sazón diputado electo por la provincia de Celendín (1940).

Eco Sucrense defiende sin circunloquios la cultura sucrense, defiende y difunde su historia porque los colores de la bandera de Sucre son los elementos de su sangre patriótica.

Muchos hitos de la historia del pueblo son todavía desconocidos y varios cabos están por unirse; esperamos que con la ayuda de intelectuales, escritores, investigadores y de los sucrenses de a pie, en un futuro no muy lejano, escribirla completamente… la historia de Sucre e ahí nuestro único, constante e invariable deseo, ella es el norte y el sueño persistente de la revista Eco Sucrense.

Sabemos y somos conscientes que en Sucre esta antorcha de ilustración encuentra oposición y ¿de quiénes? Por los mismos que deberían defenderla.

Anticipándose 42 días al 70 aniversario de Sucre se realizarán las elecciones municipales, en este acto comicial elegirán a su alcalde que los gobierne por 4 años.

La coyuntura electoral es un reto que implica seriedad, responsabilidad y reflexión al votante sucrense, sus hijos aguardan una vida promisoria en valores y moral, nuestra bandera espera ser sostenida por hombres de espíritu decidido y fuerte, no por manos pusilánimes de hombres acostumbrados a la ventaja y a la troncha.

En las elecciones del 3 de octubre, el pueblo de Sucre estaría eligiendo a su alcalde Nº 85, con la diferencia que antiguamente llegaron al sillón de José María de Silva hombres probos, cívicos, ahora como la política está des-institucionalizada, los alcaldes solo ven sus intereses personales.

Al contrario de lo que dicen los políticos que las elecciones municipales son la consecuencia de la profundización democrática, el pueblo cree que los políticos y sus partidos utilizan a los comicios como un termómetro para medir vigencia y fuerza y los aprendices de política aprovechan para tentar suerte y aprovecharse de las granjerías que reporta el poder.

La democracia no puede mejorar el nivel de vida de los más pobres, la agudiza, en la sociedad reina el caos, la inseguridad y la corrupción. En la historia de la República la reedición de la política entreguista y servil ha constituido el baldón de la antipatria con Dios y sin moral. La democracia solo significa igual posibilidad; pero nunca igual realidad.

En Sucre 9 candidatos tentarán la alcaldía, 9 personajes disímiles en ideología, economía, instrucción y doctrina partidaria que se han prestado al juego electoral y al juego de la política tradicional.

No todos los candidatos constituyen la mejor alternativa para la alternancia municipal, de este grupo solo dos son fiables el resto son un fiasco, solo dos gozan de la calidad de Buen Candidato, eficiente y competitivo, no obstante que a todos se les ve sudorosos, preocupados, confiados y altivos explicar las generosidades de sus planes.

Durante la campaña electoral todo es barniz y poca sustancia, los candidatos con sus mensajes carentes de fondo, con el ilusionismo de cambiar para mejorar se fomenta el culto, el snob hacia este sistema, para tornarlo intocable y esconder bajo el altar democrático la corrupción, la sumisión y la dependencia y como contraparte la coacción al tributo de los pobres mientras se exonera a las compañías multinacionales y se premia a la minera contaminante.

Preocupación superlativa constituye el apocamiento de fe en los corazones de los sucrenses antes consagrado a su pueblo a sus tradiciones y a la sagrada imagen de San Isidro Labrador santo de nuestra advocación y patrono.

Estupefacto y dolido queda cualquiera al comprobar que en Sucre otrora muy retraído en sus costumbres, bautizado en la fuente bautismal de la Iglesia Católica, ahora sean unos cuantos feligreses que asisten a la misa y la antes compacta procesión patronal se limite a una raleada manifestación de aparente religiosidad y creencia.

La merma considerable de fieles que esta experimentando la Iglesia Católica es preocupante y que en el caso del templo de Sucre no es hiperbólico aseverar que el éxodo de fieles es masivo.

La evangelización que tuvo su etapa heroica hace 4 siglos ha sido remplazado por una etapa de quietud y decadencia eclesiástica; la presencia de curas pederastas que no cumplen con las normas del celibato, la presencia de corrientes nefastas que corroen los cimientos de la Iglesia como la del Opus Die son culpables contra la ley divina.

Estos temas como otros que tengan que ver con la política, con la historia, la cultura y la vida cotidiana de nuestra tierra tendrán cabida permanentemente en la revista porque en sus páginas se asienta el pasado de Sucre y se acendra el porvenir de su historia.

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